Cuando encontramos a Lola en un aparcamiento, con pose amenazante de gatucho esmirriado y legañoso de un mes. Tuvimos que hacer varias visitas al veterinario para que lo acondicionara para estar en casa. La de cosas que hay que ponerles y segun el entendido necesita, un dineral. En esas visitas le pedi que me dijera el sexo (se nota mi gran conocimiento en bichos que tengo, no?). La primera visita me dijo que no estaba seguro, en la segunda me aseguro que era gata. Asi que la bautizamos como Lola.
Mi miedo siempre ha sido que quedara preñada, sobre todo por que hacer con los gatitos, que conociendome, soy capaz de quedarme con todos por no tener donde colocarlos y que finalemte terminen llamandome "la vieja loca de los gatos", como me dicen en casa de forma "cariñosa" (por suavizarlo :p)
Despues de un año y medio con nosotros, sorprendentemente sin descendencia. Lola comenzo un juego algo extraño a mi parecer. Consistia en cogerme la muñeca de un bocado y no soltarme de ninguna de las maneras. Cuando conseguia deshacerme de ella, se enfadaba. Segun la paciencia del dia, asi de tiempo tenia la gata pegada al brazo. Hasta que un dia mientras se hacia su limpieza diaria, se descubrio su secreto. No es Lola, es Lolo. Y su juego no era cazar, por lo menos de la forma ilusa que yo pensaba. Acerte en algo, era instinto...
